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Baleares, metáfora de la desigualdad social española

Antich senat 5novArtículo del senador autonòmico Francesc Antich.

A menudo los promedios estadísticos resultan engañosos y detrás de los grandes números emerge una realidad muy distinta.

Zygmuntg Bauman titula su último libro con la pregunta: "¿La Riqueza de unos pocos nos beneficia a todos? y cita la historieta sobre las estadísticas y los pollos: si mi vecino se come a la semana dos pollos y yo uno, el promedio estadístico dice que cada uno de nosotros se come pollo y medio a la semana.

Les Illes Balears poseen una gran capacidad de creación de riqueza. A pesar de haber bajado en el ranking del PIB per cápita de los diferentes territorios españoles -en gran medida por los elevados aumentos de población- sigue situada en el promedio. Sin embargo, los salarios se sitúan por debajo de la media, en gran parte por la marcada estacionalidad de la industria turística y, seguramente, por el comportamiento de las retribuciones a los trabajadores del sector servicios.

El caso balear es una metáfora de lo ocurrido en España. En la década dorada se impulsó una economía expansiva muy recostada sobre una desmesurada especulación inmobiliaria, espoleada por las facilidades crediticias. Una situación que ya marcó una clara tendencia de mayor riqueza para los más ricos. Con la crisis, saltó por los aires el sector de la construcción y se desbocó el paro y la penuria, agravados por las políticas de austeridad y recorte de derechos que han abundado en la desigualdad. La reforma laboral, paradigma de ello, recorta salarios y abarata y facilita el despido. La precariedad está servida con la sustitución de trabajadores por otros aún menos costosos, con contratos basura, que aceptan condiciones degradantes. Tener un trabajo ya no excluye necesariamente de la pobreza. La patronal se siente fuerte y respaldada por la nueva normativa que abomina de la negociación colectiva. Los trabajadores son hoy pura mercancía especulativa; se ignoran las personas y la cohesión social, con capítulo especial para los jóvenes y las mujeres, estas últimas, discriminadas con retribuciones inferiores.

Reventando el discurso oficial de fin de la crisis, crece el número de familias enteras en paro y sin ingresos y las que ven menguar drásticamente sus salarios. Hogares que se enfrentan a aumentos de los precios de bienes de primera necesidad (manutención, alquileres, luz...) y subidas de impuestos indirectos muy gravosos para las clases medias y bajas. Complemento de un sistema impositivo regresivo, estricto con las rentas del trabajo y benevolente con las de capital, una verdadera jaula para las nóminas. Todo ello en un marco de recortes que limitan las políticas activas de empleo y el acceso público a servicios básicos como a la educación, sanidad, servicios sociales, justicia; si los quieren, deben pagar...

Asistimos a una ceremonia de la confusión por la cual tratan de inculcar que, aplicando el mercado puro y duro, como única receta, se está creando macro riqueza que beneficiará a toda la población. La realidad se encarga de pinchar el globo de la mentira: la brecha de la desigualdad no para de crecer, siendo España, según el FMI, la economía de la UE donde más aumenta la diferencia entre ricos y pobres. Uno de cada cuatro españoles está ya en situación de pobreza o exclusión social, así lo señala el informe de Intermon-Oxfam, que añade la cifra mágica de la desigualdad: los ingresos de las 20 personas más ricas igualan a los de los 10 millones de personas más pobres (20% de la población). Una pobreza: más extensa, intensa y crónica.

Baleares es la muestra del paradigma: el mayor desarrollo convive con el aumento de la pobreza y de las desigualdades. A pesar de las excelentes temporadas turísticas, hecho que marca diferencias con otras comunidades, no crece sustancialmente el empleo, y la patronal hotelera defiende la aplicación radical de la reforma laboral, la congelación de salarios y la externalización de servicios, que dejará las retribuciones de los trabajadores en el último sótano. El acoplamiento de radicalidad neoliberal pública y privada hace más ricos a unos pocos que ya lo son, pero conduce a los trabajadores a mayores cotas de desigualdad y precariedad, al cruel régimen del empobrecimiento y la inestabilidad.

Es obvio que los países con una gran brecha entre la élite y el resto jamás han salido adelante. El beneficio general, la grandeza de un país, solo se logra con las palancas de mayores cotas de igualdad y justicia. Esta es la repuesta de Bauman a su propia pregunta.

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